La familia es la institución fundamental de nuestra convivencia, nuestra sociedad y nuestro país. La incorporación de la mujer al mercado de trabajo, el descenso de la natalidad y el envejecimiento progresivo de nuestra población son cambios reales, y el éxito del futuro de esta nueva sociedad depende de que las familias puedan desarrollar libremente el papel que les corresponde.
Es pues una obligación de la Administración apoyar a las familias, desarrollando políticas que faciliten su estabilidad, calidad de vida, autonomía y bienestar y que, en consecuencia, eliminen al máximo posible los obstáculos o dificultades que afectan directamente a las familias.
Con tal objetivo se ponen en marcha una serie de medidas para avanzar en la efectiva conciliación de la vida familiar y laboral, mejorar la calidad de la vida en familia y garantizar el principio de continuidad demográfica o relevo generacional. No se trata en ningún caso de hacer políticas que interfieran en la vida de las familias, sino de facilitar que éstas puedan tener la seguridad y estabilidad necesarias para tomar sus propias decisiones.
El Programa de Apoyo a la Familia presenta una estrategia integral que se estructura en dos grandes objetivos:
- Prestar apoyo a las familias en situación de riesgo social y otras situaciones especiales.
- Incrementar la calidad de vida de las familias.