Un recorrido por las terrazas más características y donde los jóvenes artistas alargaron el ambiente festivo hasta la madrugada
La Unión, 10 de agosto.- Noche de alegría, noche mágica, Noche Blanca flamenca. El Festival Internacional del Cante de las Minas volvió a llenar de arte jondo las calles de La Unión en una “madrugá” en la que reinó el ambiente festivo. Así, los jóvenes artistas tuvieron la oportunidad de prolongar la velada en los escenarios situados en las terrazas de los distintos locales hosteleros de La Unión.
Tras la actuación de Niño Josele y del Ballet del Cante de las Minas, el Café Cantante, ubicado a los pies de la Catedral del Cante, acogió el primer recital que corrió a cargo de la alumna de la Escuela de Arte Flamenco, Raquel Álvarez que, acompañada por la guitarra Roberto Sabater, deleitó a los presentes con un amplio repertorio compuesto por levantica, murciana, rondeña, tangos, bulerías, la soleá por bulerías el “Romance del amargo”, una soleá apolá y, por supuesto, la minera de Encarnación Fernández. Y es que esta alicantina que sigue explorando y aprendiendo los cantes de levante de la mano de Encarnación siente especial predilección por el estilo de la cantaora unionense, por lo que nunca falta en sus actuaciones algún guiño a su mentora. Aunque Raquel Álvarez continúa su formación ya va ofreciendo recitales por su tierra y tras más de 10 años viniendo a La Unión seguro que volverá a traer su arte a la Sierra Minera.
Casi sin tiempo para reponerse, el público corrió cuesta abajo hacia la terraza del restaurante El Vinagrero, donde ya esperaban el cantaor Agustín Garnés y el guitarrista Pablo Aldecoa quienes interpretaron alegrías, soleá, minera seguiriya y bulerías. Aldecoa, procedente de San Fernando (Cádiz), aunque afincado en La Unión, combina su labor docente como maestro con su afición al flamenco y que lo ha llevado trabajar con la compañía de “Luci Lozano” e incluso llevarse algún reconocimiento como el primer premio en la “Zambobá flamenca de Jérez”. Dedicado a seguir estudiando los toques de levante tiene entre sus proyectos más inmediatos elaborar un libro didáctico de flamenco para niños.
Por su parte, el murciano Agustín Garnés de 32 años es ya un veterano en la Noche Blanca flamenca en la que repite por cuarta vez consecutiva y al que ya hemos podido ver en colaboraciones con el guitarrista, Bordón Minero, Antonio Muñoz. Y aunque sigue abriéndose camino en el mundo del flamenco estudiando en la Escuela del Sacromonte, también ha actuado con otros conocidos como Encarnación Fernández o Juan Fariña.
Y, para rematar, la terraza del Bar Solano fue el escenario del joven guitarrista unionense Pablo Barrionuevo que, con 18 años es ya una joven promesa del toque. Apasionado del flamenco comenzó su andadura con la guitarra a los 12 años aprendiendo de Antonio Muñoz y Juan Martínez y este año comienza ya sus estudios en el Conservatorio Superior de Murcia. Rondando las 4 de la mañana, Pablo interpretó taranta, alegrías, granaína, malagueña, soleá, farruca, guajira, tangos, seguiriya y bulerías, donde también estuvo acompañado con el percusionista Alejandro Solano.
Así, la Noche Blanca se despidió con la promesa de volver a llenar de embrujo flamenco las noches de ensueño de verano de La Unión.