Muestras de respeto y afecto en los hogares de los homenajeados de este año antes de la Jornada Prólogo del Festival Internacional del Cante de las Minas.
El Presidente Ejecutivo de la Fundación Cante de las Minas y Alcalde de La Unión, Francisco Bernabé, y el Teniente de Alcalde de Cultura de La Unión y Director del Festival Internacional del Cante de las Minas, Julio García, visitaron personalmente el pasado domingo al minero, Santiago Guillén, y a la viuda de minero, Josefa Agüera, con carácter previo al homenaje oficial que tendrá lugar el próximo 31 de julio en el “Día de La Unión”, la Jornada Prólogo del Festival Internacional del Cante de las Minas.
Como cada año, La Unión presenta sus respetos a un minero y a la viuda de un minero en recuerdo de todos y cada uno de los momentos vividos en la dura profesión de minero y que hoy es un pasado del que todo unionense se siente orgulloso.
En esta visita personal a la casa de los mismos, Bernabé manifestó que el homenaje al Minero y a la Viuda del Minero “pretende simbolizar el cariño, el afecto y el respeto que La Unión siente y experimenta a todos nuestros mayores, a todos aquellos que vivieron su existencia trabajando duramente en las minas”.
Asimismo, manifestó que fueron ellos, con su trabajo duro y honesto, “los que consiguieron sacar adelante a sus familias y, en definitiva, conformar la cultura y la idiosincrasia de lo que hoy en día es La Unión”.
Tanto Santiago como Josefa abrieron las puertas de sus casas para esta entrevista personal y ambos han manifestado su ilusión por recibir este homenaje por parte de La Unión. Concretamente, para Santiago Guillén, el minero homenajeado, “me siento muy orgulloso y siento la necesidad de aceptar este homenaje porque la minería es mi profesión y mi pasión y provengo de una saga donde mi padre y mi abuelo fueron mineros”.
Concretamente, recuerda Santiago que “mi abuelo fue capataz de mina y mi padre fue director facultativo de minas. Yo empecé a trabajar en 1964, influenciado, sobre todo, por mi abuelo, que fue un gran minero y un hombre valiente, yo bajaba con él a los pozos mineros siendo muy joven, antes de empezar a estudiar. Así fue cómo le cogí tanto afecto a la minería”. Y con estos antecedentes, Santiago Guillén llegó a ser Ingeniero de Minas, consiguiendo ser propietario de la mina San Rafael II y La Ocasión en La Unión, además de una mina de plata en Guadalajara, otra en Nador (Marruecos) y un lavadero de explotación en Portugal.
Apasionado de la minerología y la geología, reconoce que “eran muchísimas las dificultades que encontrábamos, los medios técnicos antiguamente eran muy limitados y no podías confiar en ellos para seguir los filones, había que tener conocimientos especiales y era una lucha continua. Siempre velando por la seguridad de los trabajadores”. Efectivamente, recuerda aún sus complicados inicios en la minería “cuando empecé a trabajar era una vida durísima y sobre todo en nuestra zona que, poco a poco, se fue humanizando pero dentro de la dureza. Al principio todavía se trabajaba sin agua en los perforadores; era casi de esclavos”.
Años después del agotamiento de las minas unionenses, Santiago no abandonó la que es su auténtica pasión “propuse al alcalde Andrés Martínez Cánovas, en el año 79 aproximadamente, crear el Museo Minero y con cuatro amigos conseguimos que nos dieran una subvención para crearlo, del que fui director durante 11 años. Y, además, estando extinguida la minería creamos una asociación para recordarla, los Caballeros de Santa Bárbara, de la que fui presidente muchos años. Ahora soy Presidente de Honor. Así que, en todo lo que ha estado vinculado a la minería he estado yo”. Y a sus 74 años, puede resumir su vida y la de sus compañeros de la siguiente forma: “el trabajo de minero es un trabajo de gente noble y con conciencia, en fin, de hombres buenos”.
Por su parte, Josefa Agüera, nacida en 1928, recuerda la vida al lado de su marido Francisco Cánovas Sánchez de la siguiente forma: “lo conocí cuando yo tenía 17 años, él era de La Unión y yo de Isla Plana, yo vine porque mi padre empezó a trabajar en las minas, y así fue cómo lo conocí y pasé casi 30 años al lado de mi marido. Él era encargado y trabajó en la Brunita y el Cabezo Rajao y un tiempo en el Concilio. Él trabajaba con su padre y con su hermano, que eran también encargados”.
A sus 86 años, Josefa, con actitud vital y alegre, resume aquellos días de la siguiente forma: “Vivíamos bien”. Tan sólo se queda con los días felices al lado de sus 9 hijos, 21 nietos y 19 bisnietos, más otro que viene de camino.
Josefa llegó a La Unión con 16 años “mi padre trabajó aquí durante tres años, pero en un derrumbe, murió el compañero de mi hermano, así que mi padre lo dejó y se volvió con mi hermano a Isla Plana, y en esos tres años me casé”, echando las raíces de su vida en La Unión al lado de un minero que era, tal y como lo describe, “muy trabajador y muy bueno, un hombre casero y que le gustaba mucho el Festival del Cante de las Minas. Él trabajaba todos los días, incluso yo iba a llevarle la comida muchas veces porque vivíamos cerca de la mina, en La Esperanza”.